Mensajes de texto y otros mensajes, de Ape Rotoma, e sel poemario que, editado por Renacimiento, será presentado el próximo viernes 9 de mayo, a las 8 de la tarde en la librería A pie de Página. Será introducido por Jorge M. Molinero.
Ape Rotoma (José Alberto Rodríguez Tobes) nació en Aranda de Duero (Burgos) en 1967, lo que en efecto significa que no es precisamente un chaval. Desde entonces, ha hecho un poco de todo y un mucho de nada. En 2002, la Tertulia Literaria Ribereña y Arandina (Telira) edita “149 PCE (Algunos de los poemillas pergeñados entre 1987 y 1998)” y en 2014, Editorial Renacimiento, "Mensajes de texto y otros mensajes". Colecciona libros de poesía, clásicos griegos y romanos, novelas de ciencia ficción, ensayos sobre cine, psicoanálisis, drogas y otras rarezas.
Jorge M. Molinero
Ape Rotoma viene a Valladolid a por libros. Me manda un mensaje privado por el facebook para ver
si podemos quedar a tomar un café. Nos vemos, hablamos y de repente se descuelga: ¿Quieres
hacerme el prólogo para el poemario que saco el próximo año con Renacimiento? Sin
compromisos, como si eso valiera de algo entre colegas. Sin compromiso, acepto, como si eso
valiera de algo...
En uno de los primeros poemas que aparecen en este Mensajes de texto y otros mensajes, llamado
Objetivos, el arandino escribe:
"Después de la eyaculación
todo pierde su sentido."
Ahora, si eres de esa clase de gente rara que lee los prólogos, esperarás algo, no sé el qué, pero algo.
La diferencia es que yo ya me he leído el poemario de Ape, me he tragado metafóricamente su
eyaculación y he de darle la razón, no tiene sentido hablar sobre algo que tiene que defenderse sólo
en el papel. Mejor no leer el prólogo, abordar los versos que siguen sin prejuicios. Si te has
acercado a este libro es porque sabes, o al menos intuyes qué te vas a encontrar. Si ha sido
casualidad, ¿qué puede aportarte los vacíos desvaríos de un colega del autor que, por amistad va a
lanzar una perorata de alabanza y poética comida de polla?
Ape Rotoma se confiesa sin pudor vago. De hecho, han pasado 12 años desde su primer poemario,
149 PCE, hasta este último por el momento, aunque a ese ritmo no descarto que sea el último de
verdad.
Doce años da para mucho, el poemario es gordito y Ape realiza un ejercicio de honestidad que no es
fácil de ver en la poesía. Se exhibe y se expone, se muestra y da la sensación que le resbala lo que
pueda pensar el lector. En este tiempo, el alcohol dejó a Ape Rotoma, no al revés, él no hace
esfuerzos y yo, sinceramente, esperaba un trabajo atormentado, una bajada a los infiernos; agotar el
filón comenzado por muchos otros antes, hemos quedado en que es vago, pero no. Se desmarca con
un conjunto de poemas cotidianos, con la presencia, unas veces densa y las más, imperceptibles, del
maestro Iribarren. Es el mayor miedo, creo, del de Aranda al afrontar este libro. Que te llamen mala
copia de Iribarren, para mí, sería un piropo emocionante, pero en estos Mensajes no sucede, tiene
vida propia y un estilo y voz bastante peculiar e inconfundible, no necesita de papá para caminar
solo, ni mucho menos.
Me suelen costar los poemas largos, soy géminis, me disperso rápido y busco atención en otras
cosas y escotes, pero en este poemario, cuanto más extensos, más he disfrutado, porque en ellos el
poeta saca su filosofía más vital, llana y humorística para denunciar, sin pretenderlo, la actual
miseria humana, colocándose él en primera línea.
Porque me ha parecido un poemario social, sin temor al estilo panfletario del que cojean muchos de
los poemas de este estilo, pero el secreto está en no hacerlo a posta, como ha conseguido Ape,
porque ¿hay poema más social que escribir lo que ves, lo que te pasa, sin revestirlo con cuchillos y
megáfonos?. La serie de Los de la limpieza me parecen brutales, ácidos, desoladores y muy cínicos.
Los poemas más personales y reales, sin florituras, en los que habla de sus penurias económicas son
absolutamente geniales y botón de muestra de poesía de denuncia alejada de posturas. Honestidad,
nada de cara a la galería.
Los haikus, una gozada cada uno de ellos; los mensajes de texto, un género en sí mismo. La verdad
es que al final, doce años no son nada y tal y que mereció la pena la espera para poder disfrutar por fin
del segundo poemario de Ape Rotoma, poeta honesto, sincero y trasparente.
Ahora sólo te queda a ti leerlo y darme la razón, o no, porque
Después de la eyaculación
todo pierde su sentido.
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