viernes, 14 de marzo de 2014

Qué se puede hacer con el amor. David Refoyo y su amor.txt2




Ayer por la tarde tuvo lugar la presentación de amor.txt2, último libro de poemas, que en realidad es un poema único, de David Refoyo. La acogida por vuestra parte fue tan generosa como es costumbre. Hizo la presentación Cristina Gutiérrez Valencia, especialista en Teoría de la Literatura de la Universidad de Valladolid. Esto es lo que nos leyó Cristina:



QUÉ SE PUEDE HACER CON EL AMOR... 


Dice Catulo en uno de sus poemas más célebres (en traducción de Juan Manuel Rodríguez Tobal): 

"Odio y amo. ¿Por qué hago yo esto?, preguntes acaso.
Yo no lo sé. Mas lo siento y ello me causa dolor."

Siempre se dice que del amor al odio, o del odio al amor, hay un solo paso. En el caso de David Refoyo, ese paso en cada segmento de su trayectoria es estelar, es decir, es un paso pequeño para el hombre, pero un gran paso para la humanidad. O dicho de otra manera, viendo estos nuevos versos: "Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?". En 2010 publicó en la ya de culto editorial DVD la novela 25 centímetros, una obra que podría llevar el subtítulo Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor. El año siguiente apareció su primer poemario, Odio, tras el que nace en 2014 también en la editorial La bella Varsovia, este amor.txt que presentamos aquí hoy. El insondable trayecto del odio al amor de un poeta joven español. Y digo insondable porque en el ínterin solo publicó junto a Eva Villavieja la plaquette que COLMO colectivo tuvo la suerte de editar: AdultEros. Unos versos donde decía cosas como 'No es Amor precisamente lo que buscamos'. Los caminos de la redención son inescrutables, sin duda. 




Aquel primer poemario de Odio, hablaba en realidad de uno de los grandes discursos de nuestro tiempo, la publicidad, y de su lenguaje y su voracidad. ¿Qué relación hay entre aquellos primeros poemas publicitarios, cargados de marcas furiosas y de furias consumistas, y este gran poema de amor contemporáneo? ¿Qué permite, esta vez, el paso del Odio al amor? Eloy Fernández Porta, cuya idea del homo sampler aparecerá citada en este amor.txt escribe en €ros. La superproducción de los afectos:

“Expresar la sinceridad en el discurso publicitario: ese problema performativo es análogo al de la expresión de la sentimentalidad en la lírica. En ambos casos el lector, instalado en el terreno de la técnica (literaria, publicitaria), sabe bien que la expresividad sentimental es convencional, y ha de leer más retóricas que gemidos y más métrica que ardor”. Es decir, que tanto en la publicidad como en el amor somos conscientes de estar instalados en el tópico, limitados por un lenguaje formulario, convencional, agotado. Es el arma de doble filo de la tradición, y también de la supuesta naturalidad del lenguaje cotidiano. Nos dice Fernández Porta, en otro ensayo, Emociónese así, que "El amor es un lenguaje" y que "esta idea ha recorrido la tratadística sobre las relaciones personales desde la lírica latina hasta la lingüística. Su expresión teórica más acreditada se halla en la obra de Niklas Luhmann, quien describe el amor como un medio de comunicación simbólicamente generalizado". El amor puede ser un lenguaje en sí mismo, pero cuando lo convertimos en mensaje o referente comienzan los problemas, las muestras de fatiga, de agotamiento. La civilización creó ese estupendo invento del amor-pasión como concepto y como objeto de la lírica, pero también ha constreñido sus límites a base de metaforismos esclerotizados, frases hechas, fórmulas de expresión presuntamente informales pero casi matemáticas, haciendo, en definitiva, del amor un logos, regresando una y otra vez, con Pedro Salinas, a la razón de amor. 




¿Cuál es la solución que propone David Refoyo, su maniobra de escapismo? Acudir, para la procreación de nuevas realidades y mundos poéticos, al amor como reproducción, es decir, samplear los discursos circundantes, apelar a otros lenguajes, que en sí mismos pueden ser rígidos, fríos, técnicos o manidos, pero que descontextualizados, erotizados, tratados con el cariño necesario, puestos en común, se humanizan, cobran nuevos significados. No hablo de una huida sin mirar atrás, de renegar de la tradición, de evitarla, sino de comprender que todo es aprovechable, que todo es capaz de hablar de nosotros, que la intimidad puede configurarse desde los desechos, que una nueva sentimentalidad necesita un nuevo lenguaje que tenga en cuenta todo el mundo en el que esta nace. 

Es igual de sugerente el endecasílabo clásico "del lánguido sudor que nos despierta" en uno de los versos iniciales, como lo puede ser un lenguaje binario erotizado, donde la simpleza del código puede poner a tono nuestra carne de pixel. Lo bíblico puede ayudar a la sacralización ("Mateo, 7-5" mediante), a la construcción del nuevo rito amoroso: "escribí salmos y oraciones de forma inevitable", dice el yo poético. Todo es susceptible de integrar el nuevo decir, de ser copiado y pegado en algún espacio exacto de amor.txt: le métrica, la Biblia, o el P2P. Como dice uno de tus versos yo también "adoro las sorpresas y los tecnicismos", David. Pero, pese a algunas incursiones en terrenos muy transitados, lo que más se aprecia es que "avanzamos entre el tráfico / y regresamos a la gramática que nos resultaba familiar", como dice el poema. Y, aquí, lo familiar es el pan o el panóptico de cada día: la nueva tecnología, las redes sociales, la hiperconectividad: el 2.0, twitter, whatsapp, facebook, google translate. El lenguaje tecnológico se convierte en idóneo motor de búsqueda, en resultados arrojados en centésimas de segundo. Una página iluminada llena de hallazgos. Pero lo tecnológico no es aquí un anexo, un mero apéndice que trata de actualizar un discurso ajado, sino que el poema lleva la tecnología en su médula, está insertada en sus procesos de composición, en su propia concepción, no en vano estamos ante un poema llamado amor.txt. Como dice uno de los versos "Alcanzamos la realidad a través de la pantalla, la única realidad". Igualmente se puede decir que la visión del espacio en red, del mundo conectado, no es idealizada ni ingenua. David Refoyo parece muy consciente de que siempre se usa la metáfora de las redes y la red de redes, pero también de que en facebook lo primero que todos vemos es el muro, y cada uno tenemos nuestro muro. Ya nos avisa el poema, "La era de la comunicación no garantiza el contacto". 




Quizá por eso recurra también a otras metáforas, a otros lenguajes que sí son transparentes: el baloncesto, el fútbol, de manera siempre presente la música. El rock & roll resuena como música de fondo de todo el viaje, y forma parte del tejido sentimental, de la manera de experimentar y recordar el amor a lo largo de los versos, desde Loquillo a los Enemigos o Milli Vanilli. La música, aquí, frente a aquella plaquette de la que estamos tan orgullosos, AdultEros, suena en discos en alta fidelidad, y se materializa, se hace cuerpo y caricia: "y quise ser un disco de vinilo. // Quise que mi vida se repartiese en pequeños / trozos, / canciones y melodías resolutivas", y algo más adelante: "Puede que tú seas el disco y yo tan solo la aguja, / mañana te reproduciré en alta fidelidad / y seguiremos girando, / hechos de magnetismo y sangre, de acordes y / rock & roll". Se ha caracterizado este libro, con buen criterio, como un poemario que es un solo poema-río. De ser un río sería, claro, el Duero, el río que en el poema recorren a la par Dylan a nado y Manuel Vilas en su 124 camino de Oporto. No se me ocurre una imagen mejor para una Zamora universal. Sin embargo, podríamos entender también todo este espacio de la página que nos contiene más bien como un mar, o como un océano. Dice un verso: "Nos unieron el facebook y el Océano Atlántico". No es casualidad que la gran metáfora para la red sea la de "navegar". Y aquí el historial de navegación se convierte en memoria emocional: "Todas las botellas del océano te pertenecen por entero". 




Viajamos, por tanto, en la amplitud de una página cargada de atributos, con miles de imágenes enlazadas, ocupando diferentes lugares desde la palabra, leyendo desde el espacio de la imagen de un imán turístico pegado a la nevera. En lo cotidiano y en el fértil espacio de la representación. Y así se van sumando en el cuentakilómetros versos "Legendarios. Perpetuos. Nuevos." 

Ahora llega el momento en que yo le digo a David, utilizando uno de esos versos de amor.txt y mirándoos de reojo: "Creo que han dejado de seguirnos, amor". Así que pincho en la X, cierro el documento, y te cedo con mucho gusto la palabra. Bienvenido.



Crtistina Gutiérrez Valencia





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