Marta Sanz pasó para presentarnos su libro de poemas Cíngulo y estrella. Jorge M. Molinero la presentó con estas palabras:
"Tras leer Cíngulo y estrella, de Marta Sanz, lo primero que me vino a la cabeza fue la canción de Sabina que decía: Si dos no se engañan mal pueden tener desengaños, emociones fuertes, buscadlas en otra canción.
Este poemario, este cancionero, es un repaso a 30 años de coexistencia conyugal, no por orden cronológico sino por momentos, situaciones. Un canto a la rutina, con sus cicatrices y el polvo del camino acumulado que se hace a veces bola en la boca, pero también, un canto al alcohol y al bálsamo que lo sana.
¿Pero hay algo más revolucionario, más suicida, más intenso y emocionante que el reto, el esfuerzo y el desafío de andar por el fino alambre de la convivencia de pijama, café y lavadoras, con los ojos que cierra el amor?
Marta repasa este amor sin ataduras, que sobrevive y respira por el simple hecho del amor, sin hijos que obliguen ni, supongo, hipotecas que amarren. Y es que eso tiene mayor mérito. Bueno, me doy cuenta que hablo del amor con palabras como: mérito, esfuerzo, reto o desafío, cuando debería ser con otras más amables como: beso, piel, juntos, tú... pero es que los casados ya de tiempo, al menos los hombres, tenemos la creencia que si estuviésemos solteros follaríamos mucho más, error del que te das cuenta por ejemplo tras las copas de las patéticas cenas navideñas.
Los hombres tenemos el occipucio exclusivamente para recibir collejas y Marta lo utiliza como un ojo (dispositivo del que dispone la mujer para saber qué hacen los hijos sin tener que mirar a todas horas o, en este caso, para contar o cantar los pequeños detalles y recovecos del amor de a diario, tan simple y excitante, de este oxímoron tan gastado que es un matrimonio feliz)
Pero esta poeta, lo muestra con un lenguaje elegante y amplio vocabulario que aúna con gran acierto la cercanía cotidiana del pan y la basura y la excelsa jerga de las sábanas y la ropa a los pies de la cama.
Termino con un verso que he creado intentando resumir para mí lo que es este poemario, o al menos lo que me ha sugerido, o tal vez, extrapolado a mi matrimonio después de este Cíngulo y estrella:
De todas nuestras perversiones
la que más nos excita
hoy
son las caricias".
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